Mindfulness en movimiento: ¿Qué pasa en tu cerebro cuando bailas?
- Cucumber'S Dance Studio
- 23 jun
- 3 Min. de lectura
¿Alguna vez te has sentido más feliz, en paz o conectada contigo misma después de bailar? Eso no es casualidad: el movimiento, y en especial la danza, tiene un impacto profundo en nuestro cerebro, nuestras emociones y nuestro sistema nervioso. De hecho, se podría decir que bailar es una de las formas más completas de mindfulness en movimiento.
El cerebro cuando bailas: una tormenta de conexión positiva
Cuando bailamos, el cerebro entra en un estado de alta activación y sincronización. Zonas como la corteza motora, la corteza prefrontal, el cerebelo y el sistema límbico trabajan juntas para coordinar el cuerpo, procesar emociones y activar la memoria. Es un ejercicio completo que implica al cuerpo entero… y a la mente también.
La neurocientífica Nazareth Castellanos, autora de El espejo del cerebro, ha señalado que la danza —al igual que otras prácticas de movimiento consciente— no solo cambia cómo funciona el cerebro, sino también su forma. Según sus investigaciones, el cuerpo en movimiento genera nuevas conexiones neuronales, especialmente cuando ese movimiento es intencional, rítmico y emocionalmente significativo (como el baile).
Por eso, cuando bailas, no solo liberas endorfinas o dopamina (las llamadas “hormonas del placer”): también entrenas tu cerebro para estar más presente, más enfocado y más resiliente.
Bailar es meditar en movimiento
Aunque a veces pensemos en el mindfulness como una práctica pasiva —sentarse, cerrar los ojos, respirar— lo cierto es que también se puede entrenar la atención plena a través del cuerpo en movimiento. Y la danza es una herramienta maravillosa para lograrlo.
Al bailar:
Entras en un estado de flujo (flow), donde el tiempo se diluye y solo existe el momento presente.
Tomas conciencia de tu cuerpo, tu respiración y tus emociones.
Se activan los hemisferios derecho e izquierdo en sincronía, lo cual favorece la creatividad, la intuición y la regulación emocional.
Se estimula el sistema vagal, lo que contribuye a calmar el sistema nervioso simpático (el que se activa con el estrés) y a activar el parasimpático (el que favorece la calma, la digestión, el descanso y la conexión social).
Estudios en neurociencia y psicología han demostrado que bailar regularmente mejora la autoestima, reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés), potencia la memoria y eleva la percepción de bienestar subjetivo.
¿Por qué el cuerpo necesita moverse para sanar?
La visión tradicional occidental ha separado el cuerpo de la mente durante siglos. Pero hoy sabemos que el cuerpo no solo siente, también piensa. Y el movimiento es una forma de pensamiento no verbal, una vía de expresión emocional que puede desbloquear traumas, tensiones crónicas y estados mentales repetitivos.
El Dr. Antonio Damasio, neurocientífico y autor de El error de Descartes, afirma que "no somos un cerebro que tiene un cuerpo, sino un cuerpo que siente y da forma a la mente". Es decir, que si queremos transformar nuestra mente, necesitamos incluir al cuerpo en el proceso.
Y en este sentido, la danza consciente (como Fit Gipsy o We Love Party) no es solo una actividad física: es una vía de autorregulación emocional, de autoconocimiento y de transformación interna.
¿Cómo empezar a practicar mindfulness en movimiento?
Aquí tienes algunas ideas sencillas para incorporar esta práctica a tu vida cotidiana:
Baila aunque no sepas bailar. Pon tu canción favorita y muévete libremente, sin pensar. No es una coreografía, es una liberación.
Conecta con la respiración mientras te mueves. Inhala y exhala por la nariz mientras bailas, observa cómo cambia tu energía.
Escucha a tu cuerpo. Pregúntate: ¿qué necesito soltar hoy? ¿Qué emoción necesita expresarse?
Hazlo descalza/o, en silencio o con música suave. Reduce estímulos externos para sentir más el cuerpo.
Prueba una clase de danza consciente. Estar en grupo también potencia las neuronas espejo, que fomentan la conexión, la empatía y el bienestar.
Bailar es salud integral
No se trata de ser técnica o perfecta. Se trata de estar presente. De dejar que el cuerpo se exprese y se sane desde dentro.Bailar es volver al cuerpo, y en el cuerpo está la clave de nuestro equilibrio mental, emocional y energético.
Como dice Nazareth Castellanos:
“La mente también se entrena desde el cuerpo, desde lo que haces y sientes mientras te mueves.”
Así que si estás buscando una forma real y amorosa de cuidarte, baila. No importa cómo, ni con quién, ni dónde. Solo pon música y deja que tu cuerpo recuerde lo que tu mente a veces olvida: que estás viva, que puedes disfrutar, y que moverte es una forma de sanar.




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