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La relación entre microbiota intestinal y ansiedad: lo que dice la ciencia


¿Alguna vez has sentido mariposas en el estómago cuando estás nerviosa? 

Esa sensación es mucho más que una metáfora. En realidad, tu intestino y tu cerebro están en constante comunicación. Esta conexión, conocida como el eje intestino-cerebro, es clave para entender muchos de los procesos emocionales y fisiológicos que vivimos a diario, incluida la ansiedad.


¿Qué es la microbiota?

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos, etc.) que habitan en nuestro intestino. Se calcula que tenemos unos 100 billones de estos pequeños habitantes. Su función va mucho más allá de la digestión: participan en el sistema inmunológico, la producción de vitaminas, el metabolismo y, sorprendentemente, en la salud mental.


La neurocientífica Nazareth Castellanos, en sus investigaciones sobre la conexión cuerpo-mente, ha destacado cómo el intestino puede influir incluso en la actividad eléctrica cerebral. "Lo que ocurre en el cuerpo modifica el cerebro", afirma, y uno de los protagonistas silenciosos de este diálogo es la microbiota. Estudios de neuroimagen han mostrado cómo la activación de ciertas áreas cerebrales se correlaciona con la presencia de bacterias específicas en el intestino, especialmente en regiones implicadas en la gestión del miedo, la ansiedad y la regulación emocional.


¿Qué relación existe entre microbiota intestinal y ansiedad?

Los estudios más recientes indican que un desequilibrio en la microbiota (disbiosis) puede estar relacionado con trastornos del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad. Esto se debe a que muchas de las bacterias intestinales producen neurotransmisores como la serotonina (el 90% se produce en el intestino), dopamina o GABA, fundamentales para regular nuestro estado de ánimo. Cuando estas bacterias beneficiosas disminuyen, aumenta la vulnerabilidad emocional. Por ejemplo, investigaciones en roedores han demostrado que el trasplante de microbiota de individuos ansiosos puede inducir síntomas similares en animales sanos. Además, en estados de disbiosis, se activa una respuesta inflamatoria de bajo grado que puede afectar al sistema nervioso central.


La Dra. Isabel Viña, investigadora en envejecimiento y salud intestinal, ha subrayado cómo esta inflamación puede alterar la barrera hematoencefálica y favorecer procesos neuroinflamatorios vinculados con la ansiedad. Esta barrera, que normalmente protege el cerebro, se vuelve permeable en presencia de citoquinas inflamatorias, permitiendo el paso de sustancias que afectan el funcionamiento neurológico.


¿Cómo puedo cuidar mi microbiota intestinal para mejorar mi bienestar emocional?

Desde un enfoque práctico y accesible, cuidar tu microbiota puede ser un paso importante en tu bienestar emocional. Una alimentación rica en fibra y prebióticos (presentes en frutas, verduras, legumbres o avena), el consumo regular de alimentos fermentados (kéfir, yogur natural, chucrut o kombucha), y la reducción del consumo de ultraprocesados y azúcares, son acciones fundamentales.


También es importante gestionar el estrés, ya que el estrés crónico altera la composición bacteriana. Prácticas como el mindfulness, la respiración diafragmática, el contacto con la naturaleza o el movimiento consciente pueden ser grandes aliados. El Dr. Antonio Hernández ha explicado cómo algunos probióticos específicos pueden tener efectos positivos sobre la ansiedad, pero siempre bajo supervisión profesional. También se están investigando sinbióticos (combinación de prebióticos y probióticos), postbióticos (productos derivados de bacterias beneficiosas) y psicobióticos (probióticos con impacto en la salud mental).


Aunque todavía queda mucho por descubrir, la ciencia avanza en demostrar cómo pequeñas acciones en nuestra alimentación y estilo de vida pueden tener un efecto mariposa en nuestro bienestar emocional.


"No estamos separados del cuerpo; el cuerpo piensa y siente con nosotros"

La salud mental es un fenómeno complejo, con múltiples factores en juego. Sin embargo, entender el papel de la microbiota intestinal nos permite abordar la ansiedad desde una mirada más integradora, menos culpabilizadora y más conectada con nuestro cuerpo. Como dice Nazareth Castellanos: "No estamos separados del cuerpo; el cuerpo piensa y siente con nosotros". Y quizás una de las formas más revolucionarias de cuidar nuestra mente, comience en el intestino.

 
 
 

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